Cuando mi mamá se fue al cielo

Todos sabemos que nos vamos a morir y sabemos que las personas que amamos se van a morir. Sin embargo, cuando llega el momento, por más consciente que estás de lo que va a suceder; cuando llega el momento, no encuentras consuelo para aliviar el sentimiento. Se siente en el pecho un apretón fuerte, y en el estómago cómo si te sacaran el aire.

Hace dos años presentí que mi mamá se iría pronto. No se exactamente porque pensé en eso, quizás porque a lo largo del tiempo he aprendido a leer el lenguaje no verbal de las personas. Ella no estaba enferma, pero yo veía su mirada, su lenguaje corporal y de alguna forma sabía que se estaba preparando para irse. Era cuestión de tiempo.

En mi mente, en ese espacio conmigo misma, comencé a despedirme y a hacerme la idea de que ese día pronto iba a llegar. Así que inicié el trámite burocrático: contraté el seguro de gastos funerales.

Recuerdo que un día, hace mucho, habíamos hablado ella y yo sobre que queríamos al morir entierro o cremación y ambas acordamos cremación. Pero por más que busco en mi mente, no logro recordar donde quería ella que se esparcieran sus cenizas. Si recuerdo que lo hablamos pero no puedo recordar donde me dijo. Esto me hace reflexionar sobre cómo por mucho tiempo estuve centrada sólo en mis necesidades y no pensaba en las de los demás.

Me doy cuenta de lo egoísta que pude llegar a ser, pensando siempre en mí y poniendo mis necesidades primero. Pero es normal, yo no me juzgo por eso, así como yo, ella también había crecido con la idea de ser la mejor cuando fuera grande y para eso primero había que ponerse a uno mismo en el centro de la atención. Gracias a la vida, porque ambas pudimos darnos cuenta de las cosas que verdaderamente tienen importancia.

Mi mamá y yo no fuimos las mejores amigas, nuestra relación no fue perfecta, ella era tan humana como yo. Pero los últimos 10 años, pudimos avanzar en construir una relación de aceptación mutua. Sin resentimientos, dejándonos fluir y dándonos el cariño mutuo tal cual sabíamos expresarlo.

El 16 de diciembre de 2017, mi mamá decidió irse, no avisó, no dijo nada, ni se despidió. Después de comer, su alma decidió dejar su cuerpo. Cuando recibí la llamada de mi papá para avisarme de la transición, no podía poner mi mente en orden, sólo pensaba ¡ya lo sabía!, sabía que esta llamada iba a llegar. Mi sentimiento era enredado, había mucha tristeza, pero también mucho amor, comprensión, pero a la vez enojo y frustración.

Esta experiencia ha sido la lección más grande de aceptación que he tenido en mi vida. A pesar de haber estudiado mucho sobre la vida y la muerte. A pesar de que creo, que no existe la muerte como un final, sino como un cambio de vida. Sentí un vacío profundo, pensé en lo que pudo haber sido y no fue. En lo que ella podía haber hecho y no hizo. En lo bien planeado que tenía todo y que no pude hacerla cambiar de parecer.

He acompañado a personas queridas a superar la muerte de sus seres queridos, he acompañado a personas a bien morir, pero cuando recibí la noticia de que mi mamá decidió irse, mi corazón simplemente dejó de latir y el sentimiento de vacío llenó mi pecho. Sólo quería sentarme a llorar.

Durante el sepelio y después en la cremación tuve la más profunda reflexión y creo que revelación. Comprendí que cada persona tiene sus tiempos perfectos, sus ciclos, sus momentos y su proceso de aprendizaje, yo quería que ella viviera su vida a través de mis ojos, pero ella tenía que vivir bajo sus propios términos y así lo hizo. Se que aprendió en su experiencia las lecciones que tenía destinadas. Lo sé, porque cuando yacía en el ataúd podía percibir la paz y tranquilidad en su expresión. Se fue en completa paz, sin dejar ningún tema pendiente y segura de que esta era la mejor decisión que podía tomar.

Ella ahora es libre. Libre del cuerpo, del dolor, del miedo. Su amor es infinito y ahora la siento más cerquita que nunca. Ahora se expresa con fuerza y de diferentes formas, siempre para hacerme saber que ella está bien y que está aquí aunque no la pueda ver. Aceptación es estar en paz sabiendo que hay cosas que no puedo cambiar o que no me corresponden cambiar.

Cada ser humano tiene sus ciclos y sus tiempos, y nadie más que cada quién puede decidir sobre su vida. Es por eso, que somos seres únicos y perfectos y lo que cada quién hace y es, es exactamente lo que el mundo necesita. La vida en sí está en perfecto equilibrio siempre. Ahora, después de esta experiencia, es que realmente lo comprendo.

¡Hasta siempre mamita hermosa!

13 Comentarios

  1. Me llegó al corazón.

  2. QUE BELLA ESA REFLEXION MI SOBRINA BELLA Y ES ASI EXACTAMENTE LA VIDA ES UN PERFECTO EQUILIBRIO CADA QUIEN DECIDE SOBRE SU VIDA………….BELLA PALABRAS Y MUY SENTIDAS……….ESPECTACULAR ..RECIBE UN FUERTE ABRAZO Y QUE DIOS ME LA BENDIGA…………..

    1. Amén!! Dios te bendiga a ti también

  3. Aceptación… aceptar que no puedo controlar todo, que no puedo cambiar las cosas que no me parecen, que cada quien debe vivir su vida bajo sus muy personales e individuales términos, tiempos…. tarea muy difícil!!!

    1. Pero no es imposible, es solo cuestión de aceptar que hay cosas que no me corresponden cambiar o que no van a cambiar porque así simplemente son.

  4. Nunca te he visto ni hemos conversado alguna vez… pero me ha gustado mucho tu perspectiva respecto a la vida y la muerte. Yo también pienso que tu mami está en paz al lado de nuestro creador, en otra dimensión. Mi abrazo de apoyo para ti y para tu papá…

    1. muchas gracias Efrain. Un abrazo para ti también!

  5. Simplemente Gracias por compartir tu proceso, tus palabras ayudan…. Es como dices, cuestión de aceptar cosas que no te corresponden cambiar…. Lo difícil es la resistencia al cambio…. A la aceptación de que así fue, porque era así…. Gracias..

    1. De nada Andreina, pienso que el duelo es parte de la vida. De hecho la vida es un constante adiós, lo importante es aprender a expresar lo que sentimos y dejar que las emociones fluyan. La vida es muy corta para andar cargando pesares, pienso que aceptar es mejor que resignarse. Te mando un fuerte abrazo.

  6. Qué hermoso January. Siempre te recuerdo así como te describes: independiente, desenvuelta, responsable. Tus palabras me conmueven porque a veces vemos a las personas y se ven tan fuertes pero en realidad, todos somos suceptibles al sentimiento de una pérdida como lo es nuestra madre. Para mí fue una sorpresa, si porque a veces pensamos en la muerte pero nunca esperamos que sea tan pronto pero, es lo más cierto que tenemos.
    Que Dios siga fortaleciéndote en esta irreparable pérdida. Un abrazo para Jean Pier y para Joe.

  7. Gracias por compartir esto querida amigui.
    Estoy segura que tu mami es libre y su alma brilla más que nunca.

  8. Gracias por compartir tu experiencia y relatarla de una manera tan vívida, acabo de perder a mi madre , y creo que de todo lo que he leído , tu relato ha sido lo más coherente que he escuchado !, Dios te bendiga !

    1. Gricelda lamento mucho tu pérdida y sí cada día me doy más cuenta de que no hay vidas incompletas. Todos vivimos exactamente lo que tenemos que vivir. Que Dios te bendiga y te guíe en el camino de la aceptación. En el silencio podrás sentir el amor de tu mamita. Te mando un abrazo.

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