LA ERA DE LA CONCIENCIA

Por January Agostini, Life Coach

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Estamos entrando a la Era de la Conciencia. Ahora más que nunca vemos personas que quieren vivir la vida de manera creativa, enriquecedora y compasiva.

Sin embargo, a pesar de que miles o millones de autores han hablado sobre Conciencia a lo largo de nuestra existencia, muy poco ha sido comprendido.

Se ha asociado la Conciencia a la religión, a la espiritualidad, a la psicología, a la nueva era, a rituales chamánicos, al interés por las filosofías orientales, al ocultismo, a las canalizaciones, a los cristales de cuarzo, a los recuerdos de vidas pasadas, al pensamiento positivo, a las afirmaciones y otros fenómenos psíquicos; Cada rama realiza su interpretación separada y única de lo que consideran que es el desarrollo de conciencia o despertar de conciencia. Alejándose del verdadero significado de Conciencia.

Haciendo que muchos piensen y se pregunten: «¿y esto que tiene que ver conmigo? A mí este tema no me interesa, yo solo quiero ganarme la vida, cuidar de mi familia, hacer lo que tengo que hacer como yo quiera y decida hacerlo.”

Y otras personas están tan abrumados por los problemas que piden a gritos algo que les alivie el dolor rápido y piensan que los temas de Conciencia basadas en las interpretaciones anteriores son puro misticismo y charlatanería.

Y ¿cómo culparlos por creerlo? Hemos vivido toda nuestra existencia enfocados en la satisfacción de nuestras necesidades a través del esfuerzo, el trabajo duro y en algunos casos, a través de la conveniencia personal, la corrupción y/o el engaño.

Hemos crecido en una cultura que fomenta la competencia, las pasiones primitivas como las vanidades del ego controladas por la búsqueda enfermiza de lucro, prestigio y poder. La mayoría de las veces el progreso no va acompañado por el desarrollo moral del ser humano. En tal sentido, somos todavía una sociedad subdesarrollada. Las investigaciones de hoy en día y el avance tecnológico aún son movidos por los intereses comerciales de unos pocos, que detentan el poder en sus manos.

Sin embargo, algo está cambiando. La sociedad está pidiendo un cambio en la forma de hacer las cosas. Ahora más personas se han dado cuenta de que existen políticos incompetentes, corrupción, injusticias y que también hay más luchas contra el cáncer, el sida, el aborto, las drogas, la contaminación, etc. Y a pesar de todas esas las luchas los problemas sociales son más graves.

Ahora más personas han comenzado a sentir un “vacío” en su interior, el cual les ha hecho preguntarse ¿cuál es el sentido de mi vida?, esta pregunta viene de la mano con una sensación de insatisfacción interna.

Esta misma sensación de insatisfacción ha hecho que más personas noten que la vida es más complicada que antes.

La Era de la Conciencia inicia cuando más personas se vuelven conscientes de lo que está ocurriendo a su alrededor y en su interior. Ahora se enfocan más en querer ayudar al planeta, en hacer el bien y muchos empiezan a cansarse de todo el esfuerzo que conlleva lograr sus objetivos y en casos más radicales la vida empieza a aburrirlos, porque no experimentan entusiasmo, ni paz, ni motivación.

Ahora más que antes, muchas personas se preguntan: ¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué Quiero? ¿Cómo obtengo eso que quiero con el menor esfuerzo posible? y ¿Cómo me quito esta sensación de miedo o de insatisfacción interna?

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A lo largo del tiempo la civilización humana ha pasado por transformaciones colectivas que han dado nuevo rumbo a la historia. Así ocurrió con el Renacimiento, con la Ilustración, con la era industrial, la era de la información hasta llegar al siglo XXI con el movimiento denominado era de la Conciencia.

Descartes oficializó el uso de la Razón, hoy, con todos los descubrimientos de la neurociencia, es preciso oficializar la Conciencia. La cual consiste en que debemos comprender la concepción holística e integrada de la vida.

Tenemos que dejar de vernos como seres fragmentados y separados del todo y comprender la profunda conexión que existe entre todo y todos.

Empezando por la integración consciente de nuestro cuerpo, mente y espíritu. Para después comprender lo que dijo el Padre Pierre Teilhard de Chardin: todos somos un solo pueblo que vive en un solo mundo y comparte un destino común.

El desarrollo de conciencia es individual y tiene sus tiempos perfectos. Ésta busca incluir todo lo doloroso, reprimido y no integrado de nuestra psiquis, lo que Jung llama las Sombras, y las cualidades innatas que tenemos, la cual llama Luces. Esta es una invitación para abrirnos a la presencia de lo trascendente dentro de la mediocridad de nuestra vida habitual.

Con la integración de todos esos elementos ocultos y suprimidos de nuestra vida personal podemos alcanzar la totalidad de nuestras potencialidades, individualmente y como especie humana. Esto plantea una nueva definición del papel de la humanidad en la creación.

El desarrollo de conciencia individual lo vemos reflejado, por ejemplo, en la forma en que llevamos nuestro matrimonio, en la manera cuidadosa de cumplir con las responsabilidades que tenemos como padres; cuando hacemos bien nuestro trabajo y procuramos perfeccionar todo lo que sale de nuestras manos. La encontramos al interrogarnos sobre nuestros defectos y la manera de superarlos, y cuando tomamos consciencia de nuestros límites.

Está en el esfuerzo diario y compartido que hacemos para vivir con integridad, para crecer con ánimo y para participar en una vida que permita expresar y realizar nuestros sueños y capacidades.

Siempre se le ha dado mayor importancia al pensamiento lógico y racional, minimizando la intuición, la percepción extrasensorial y los estados de la conciencia, esto tiene que cambiar.

Para tener la Conciencia al mando, hemos de desarrollar el pensamiento de la unidad. Integrando los dos hemisferios cerebrales, el neo-córtex y el límbico. Es decir, La razón y el corazón. Porque Conciencia es el conocimiento que tiene el ser humano de su propia existencia, de sus estados y de sus actos.

Gracias a las contribuciones de la física cuántica, de la psico-neuro-inmunología, de la teoría morfogenética y otras, se está dando fundamento científico a todo aquello que antes, por prejuicio, estaba considerado misticismo.

No somos una máquina pensante, hay un Yo que piensa dentro de nosotros.

El cerebro es una máquina poderosa, con sus fantásticas glándulas productoras de las hormonas de la vida. Pero quien está al mando de todo eso es la Conciencia.

Por lo tanto, debemos colocar al verdadero piloto en su cabina de mando.

Tanto tiempo hemos dejado a esa máquina mental operando con el “piloto automático” que ahora tenemos que volver a aprender cómo funciona.

El “piloto automático” corresponde a la matrix, es decir, a nuestros condicionamientos, nuestros patrones de conducta, nuestros mecanismos repetitivos, nuestras creencias. Que se han convertido en la normosis denunciada por Pierre Weil, o sea, todo aquello que hacemos sin pensar. Como la insensibilidad frente a la muerte, la banalización de la violencia, la mediocridad de los programas de TV que vemos pasivamente, la convivencia resignada con la corrupción, el consumo de alimentos que no cuidan la salud, en fin; todo esto crea la nueva neurosis del siglo.

Esto es lo que hemos delegado al comando de nuestra fabulosa máquina mental, mientras que nuestro verdadero Yo viaja en el asiento trasero…

Retomar los controles exige método, reflexión y aprendizaje. Y para eso, es importante comenzar por comprender nuestro universo mental interior y sus múltiples dimensiones. Esto significa dejar de jugar con el ego y poner más atención a nuestro verdadero Yo, ese que realmente debe pilotar nuestra vida.

Seguidamente, aprender cómo operar con la increíble red de neuronas que dirige nuestro cuerpo físico y emocional. ¿Cómo pretendemos conducir una máquina si no conocemos sus circuitos de fuerza?
Lamentablemente, la educación formal aún no ha dado la debida importancia al desarrollo de la Conciencia. Sin embargo, Dice un antiguo adagio que cuando el discípulo está preparado el Maestro aparece. Esto quiere decir: que cuando empieces a cuestionarte tu vida, tu conciencia estará lista para lanzarse a la gran búsqueda. Y el Maestro aparecerá ya sea dentro o fuera de ti.

Es cierto que la humanidad está sufriendo por la falta de valores éticos y morales. El sistema académico que conocemos no promueve la cualificación de las personas de cara a tales valores. Las Universidades lanzan en el mercado muchas mentes brillantes, pero con poca sabiduría. Esto es consecuencia del pasado, y hay que reconocer que el método científico, en busca del sueño de una verdad pura y objetiva, ha desterrado de sus procedimientos a la Conciencia.

Pero ¿cómo se puede desterrar del conocimiento justamente aquello que le da significado?

No obstante, esto va a cambiar. Porque las conciencias están cambiando. Y llegará el día en que tendremos una tecnología verdaderamente humana gobernada por el desarrollo de nuestras virtudes y dedicada al bienestar real de nuestra civilización. Porque el mayor desarrollo de este siglo será el de la Conciencia.

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