Por muchos años he escuchado a todos hablar sobre lo importante que es ser feliz y lo maravilloso que sería si pudiéramos ser felices siempre. Pero la realidad, es que son pocas las personas que percibo realmente felices.
La felicidad no depende de las posesiones materiales que tenemos o de la salud ni de las personas que nos rodean, ni de los logros ni de las experiencias. La felicidad depende para mí de dos cosas: el progreso que percibimos en nuestras vidas y la paz interna que experimentamos diariamente.
¿A qué me refiero con el Progreso?
Con el progreso me refiero a la sensación de avanzar hacia la meta propuesta. Si hoy decido que quiero bajar 10kilos, sé que en un día no lo voy a lograr, pero también sé, que si empiezo hoy a comer sano y a caminar 15 minutos es más probable que llegue a la meta que me he propuesto. Sentir que estoy avanzando hacia lo que quiero, me da una sensación de logro y me motiva a seguir adelante y esto genera en mi interior una gran felicidad.
No es llegar a la meta, es el camino hacia la meta la que nos hace sentir felices. Analízalo y verás que es cierto.
Por otra parte, ¿A qué me refiero con la Paz Interna? Pues todos los días experimentamos un montón de emociones, estas emociones se derivan de los pensamientos que tenemos y de lo que creemos de esos pensamientos.
Normalmente, estamos pensando en las cosas que no tenemos o en las cosas que ya sucedieron. Nos lamentamos si creemos que todo está mal y nos alegramos si pensamos que hicimos bien. Pero rara vez, estamos pensando en lo que estamos haciendo en el momento presente y si esto nos hace sentir bien o mal.
La paz interna, nace de la fe que tenemos de que todo está bien y de la gratitud que experimentamos por lo que tenemos hoy. Si ponemos nuestra atención en lo que estamos haciendo ahora mismo y nos damos el tiempo para agradecer lo que ya está en nuestras vidas, experimentaremos una sensación de tranquilidad y de que todo se va a resolver de la mejor manera posible para nosotros.
La paz interna es fundamental para progresar en nuestras metas, porque requiere estar consciente de lo que estamos haciendo y consciente de para donde nos dirigimos.
Un barco está seguro si está amarrado al muelle, pero el barco no fue construido para estar amarrado al muelle. Eventualmente, tendremos que navegar nuestras vidas. Sólo cuando entendamos nuestra psicología podremos atravesar todas las tempestades y demás situaciones que se presenten.
La vida es una maravillosa aventura y vale la pena vivirla.
¡Hasta la próxima!
Jany