Accediendo al Poder de la Gratitud

Todos los Gurús espirituales han dicho siempre, agradece lo que te pasa, agradece lo que tienes, agradece el momento presente. Si no sabes que hacer, agradece. Lo cual, desde el punto de vista filosófico suena muy romántico y hasta tierno.

Pero, desde la perspectiva de la vida cotidiana caótica, agradecer se vuelve muy complicado. ¿Cómo puedo agradecer quedarme sin trabajo? ¿Cómo puedo agradecer que mi pareja me haya dejado? ¿Cómo puedo agradecer que un ser querido se haya suicidado o haya muerto? ¿Cómo puedo agradecer que me hayan robado? ¿Cómo puedo agradecer ésta enfermedad? La mente humana, dentro de la lógica de la dualidad: bueno o malo, no puede comprender racionalmente como agradecer estas situaciones.

Muchos hemos sido entrenados en rechazar lo malo, lo roto, lo que no tenemos, lo que no hemos logrado, lo que no se nos dio; por lo que el agradecimiento tiene que ser más que una simple palabra que decimos. Tenemos que aprender a cambiar la manera en la que vemos las cosas, necesitamos crear nuevos hábitos, y esto puede tomarnos un tiempo.

No se trata de agradecer la muerte de un ser querido, yéndome al caso más extremo. Si no de comprender que esa muerte, que no puedes cambiar, trae una lección para ti que aún no puedes ver ni comprender. Y en lugar, de quedarte en la emoción negativa de enojo, frustración y culpa, puedes acceder al poder de la gratitud. Agradeciendo todo lo que viviste con esa persona y todo lo que aportó a tu vida.

¡Verás!, agradecer calma la ansiedad, el enojo, la frustración y abre un canal por donde fluye una energía que nos produce quietud interna. Es sólo en la quietud, donde podemos acceder a las respuestas que estamos buscando.

Haz de la gratitud un hábito y accede siempre a su poder, pero sobre todo hazlo cuando las cosas salgan mal.

Te comparto este ejercicio que practico todos los días al despertar y antes de dormir.

Agradece lo bueno que hay en tu vida hoy. La cama donde te acuestas, la comida que comiste, el agua que puedes beber. Siente esa gratitud en tu cuerpo y coloca tus manos en el centro de tu pecho y permite que esa energía fluya a través de ti. Permanece quieto un momento.

Siempre hay cosas que puedes agradecer, esto puede ser algo tan simple como el aire que respiras. Permanece un rato en esa sensación y permite que la vida se abra con las respuestas que buscas. Pero OJO, cómo todo, dale tiempo, Roma no se construyó en un día.

Hasta la Próxima

Jany

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