¿Eres un/a controlador/a compulsivo/a?

¿Te han dicho alguna vez que eres controlador/a? o ¿Te haz dado cuenta de que quieres controlar todo lo que pasa a tu alrededor?

Todos queremos sentir que tenemos control de nuestras vidas en alguna medida. Queremos tener claro para dónde vamos, como lo vamos a lograr y con quién vamos a estar. Pero a veces, con la finalidad de lograr ese objetivo podemos comportarnos de manera compulsiva.

Cuando nos comportamos de manera compulsiva, generamos una actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás que nos causa mucho sufrimiento. Podemos llegar a sentir, que si no controlamos a los demás perdemos nuestro valor personal; si no estamos en control de lo que nos sucede no funcionamos apropiadamente. Nos sentimos vulnerables.

El problema con esta actitud, es que tendemos a hacernos mucho daño y a los demás también. Una persona controladora tiende a ser impulsiva, agresiva e impositiva. Anula las opiniones y razones de los demás y tiende a ponerse por encima de todos, pensando que así gana respeto, admiración e importancia.

Podrías ser un control freak y no saberlo, para descubrirlo es importante que te auto observes. Deberás mirar que áreas de tu vida quieres controlar o a quién quieres controlar, pon especial atención en tus sentimientos, pregúntate ¿qué siento?

A veces es difícil identificar como nos sentimos, pero por nuestras conductas podemos darnos una idea. Una persona controladora tiende a:

  • Invalidar los argumentos y opiniones de los demás
  • No escuchar
  • Imponer sus puntos de vista sobre los demás
  • Repartir órdenes a diestra y siniestra
  • No poder conciliar
  • No ver medias tintas, todo es blanco o negro
  • Sentir celos desproporcionados
  • Alterarse con facilidad
  • Pensar que si no lo hace él o ella, nadie lo hará

Una persona controladora, es una persona que trata de hacer que las cosas de su alrededor funcionen tal y como ella quiere.

Podemos ser control freaks de la limpieza, de nuestras parejas, de los resultados que debemos dar en el trabajo. En casa con nuestros padres, hermanos, hijos, etc. El que tiende a ser controlador no selecciona con quién, simplemente lo es. Dependiendo de la subordinación psicológica lo expresa abiertamente o  se va hacia el interior de su conciencia. Viviendo y padeciendo su necesidad de controlar.

En cualquier caso, si se busca obligar a las personas a ser o a actuar de una determinada manera, entonces debemos detenernos un momento y preguntarnos ¿Qué es lo que esta actitud dice de mi?. Actuar de esta manera lastima la convivencia. La imposición genera rechazo, enojo y distanciamiento.

Muchos estudios psicológicos, nos indican que esta actitud es una demostración de una profunda necesidad de sentirse amado. Un curso de Milagros dice que solo existen dos emociones el miedo y el amor. Si una persona no siente amor, entonces sentirá miedo. Si siente miedo, esa será la emoción que lleve las riendas de su vida, y se manifestará en alguna conducta negativa, como por ejemplo ser un “control freak”.

A ninguna persona le gusta ser confrontada con sus vulnerabilidades. Es mucho más sencillo decir: así soy, que pensar, como puedo cambiar. Es por ello que no recomiendo que le digas a un controlador que lo es, ni que lo confrontes; primero, porque esto le podría causar un ataque de violencia y segundo, porque es muy probable que no te escuche y no lo reconozca.

Las personas controladoras, son perfeccionistas y sienten la imperiosa necesidad de llevar las riendas de todo, pues creen que sin ello el resultado necesario jamás se obtendrá, por ello, les cuesta mucho trabajo delegar.

Revisando algunos textos de estudios psicológicos encontré que esta actitud se deriva de alguna experiencia vivida en la infancia. Los seres humanos aprendemos a muy temprana edad las actitudes que nos mantienen a salvo, la necesidad de controlar es una actitud que nos permite esconder nuestra vulnerabilidad y nuestro deseo de recibir amor por encima de cualquier cosa. Por ello, se vuelve necesario controlar los posibles resultados.

De igual forma, el controlador tiende a manipular y a presionar a los demás, pues de esa forma no debe cambiarse a sí mismo. Esta actitud, no es más que un grito desesperado para escapar de su vacío interno. De hecho, los controladores comparten algunas conductas similares a los co dependientes. El miedo a ser “abandonados” hace que deseen controlar a las personas de las que son dependientes.

En pocas palabras, los controladores son personas dominantes, fácilmente irritables, por ende, intolerantes, agresivas, competitivas, impacientes, se enredan en tareas que exceden su capacidad, son muy rígidos en la organización y siempre se preocupan por el tiempo. Además detestan la ambivalencia y los retrasos.

Si te identificas con algunas de estas características, no necesariamente eres un controlador, quizás solo tienes una personalidad dominante, en cualquier caso, si tu conducta afecta a las personas que quieres y a ti mismo, es importante que busques una manera de darle la vuelta a la situación, después de todo lo único que todos queremos es vivir un mejor día cada día, para que el último día de nuestra vida, nos vayamos sin temas pendientes.

Cambiar nuestra actitud no es cuestión de fuerza de voluntad, tiene que haber una razón lo suficientemente importante para hacerlo, y se debe poner un plan de acción en movimiento. Todos los seres humanos tenemos la obligación de mejorarnos a nosotros mismo, hacerlo solo puede ser muy difícil, yo te puedo apoyar, ¿quieres saber cómo? Dale click aquí

Hasta la Próxima

Jany Agostini

Referencias:

https://en.wikipedia.org/wiki/Control_freak

https://en.wikipedia.org/wiki/Type_A_and_Type_B_personality_theory

Un Curso de Milagros Libro de Helen Schucman, Publicación: 1976, Autores: Helen SchucmanWilliam Thetford, Editor / Editora: Kenneth Wapnick, Género: Espiritualidad

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