¿Cómo se forma el miedo a fracasar?

¿Cómo se forma el miedo a fracasar? De donde nace el sentimiento de parálisis, ¿ese que me impide tomar acción? ¿Qué es lo que realmente sucede en mi psicología?, que hace que me frene en el exacto momento en que tengo una idea ¿Por qué en ese mismo momento en que pienso en algo maravilloso que hacer, llega la crítica, el pensamiento de que es exagerado o imposible?

¿Cómo fue que perdí la idea de que la vida es magia?… Yo recuerdo claramente que cuando era pequeña jugaba con todo lo que estaba a mí alrededor y tenía grandes aventuras. Por ejemplo: Recuerdo que en la sala de mi casa, habían unas tablas que adornaban la entrada, cada vez que entraba una fuerte brisa esas tablas se caían y mi abuelo las volvía a colocar en su lugar.

A veces, pasaba tiempo entre que se caían y las volvían a colocar en su lugar, durante ese tiempo yo las organizaba en el suelo y las ponía en forma de balsa de madera, como las que usaba Tom Sawyer, y usaba una de remo. Subía a mis muñecas y le decía a mi hermanito que también se subiera porque íbamos a navegar y ahí empezaba la aventura con todos abordo.

Cuando me daba cuenta de que me estaba cayendo de la cama era una invitación para jugar que estaba al borde de un precipicio y que debía poner toda mi fuerza en sobrevivir y no caer, normalmente mi hermano estaba de frente empujándome para que terminara de caer al piso, así que el reto era más grande.

Otras veces jugaba que manejaba un carro grande usando una silla de bebé que estaba guardada en el closet de mis padres, la enganchaba a la base de la cama de ellos y me subía para manejar. Otras veces era maestra, organizadora de fiestas, la mujer maravilla o caperucita roja.

Cuando descubrí como se hacía el hielo, inmediatamente supe cómo hacer una pista de patinaje sobre hielo para mis Barbies. O una pista de baile de salón en el tocadiscos viejo de mis abuelos.

Cuando era niña usaba mi imaginación y jugaba más con las cajas que con los juguetes, y todo era mucho más simple entonces.

Estoy segura que cuando llegué al mundo venía llena de ilusión, porque sabía en mi alma que iniciaba una maravillosa nueva aventura, donde todo lo que necesitaba estaba dado.

La vida era tan fácil, todo era posible… hasta que un día, de repente, me hice adulta. Y las cosas cambiaron. Cada vez que quería hacer algo, habían muchos no se puede en el medio, estás loca, no hay dinero. Ahora cuando me siento a pensar en eso, me doy cuenta de que fui secuestrada por la horrible psicología de los adultos. Creí en lo que me decían los que tenían “más experiencia”, “más años”, en quiénes tenían un desastre en su propia psicología, y entonces mi sentido de aventura y mi creencia de posibilidades infinitas se durmió y aprendí a vivir como todos en un mundo gris, difícil y lleno de miedo.

Al hacerme adulta me envolví en la tragedia de la vida cotidiana, seguí fielmente todos los consejos que me dieron. Y decidí no tener sueños, porque era más fácil para mí. Hasta que un día mi espíritu rebelde decidió tomar las riendas y me metí de cabeza en la experiencia más increíble de mi vida pero a la vez, la más dura. Pero eso es material de otro post… Continuando con el tema, mi mente interpretó como real todo lo que los demás decían y hacían, por lo que mis opciones eran limitadas ante mis propios ojos.

Sin embargo, en mi mente había una batalla entre dos formas de ver la vida, una que decía: ¡hagamos maravillas! y la otra decía: quédate con lo seguro, aunque no te guste. El miedo se había anclado en mi psicología y me daba la sensación de que no podía avanzar y que mi vida siempre iba a ser gris.

El miedo me paraliza, pero saber que si tomo acción y el resultado no es como el que espero, es lo que realmente me mantiene sin tomar acción.

¿Cómo sucedió esto exactamente? Pues mi conclusión, ahora que hago lo que me hace feliz, es que si existe un inconsciente colectivo, tal cual lo describió Carl Jung. Y que ese inconsciente colectivo se crea en la cultura, se empaca en la sociedad y se distribuye entre la familia y la escuela.

Mi subconsciente se alimentó de todo lo que me dijeron y empezó a hacerme pensar que si fracaso es peor. No es que esté mal, pero no me hacía feliz hacer lo que me decían que tenía que hacer o ser, así que me di cuenta que debía educar a mi subconsciente nuevamente. ¿Sabías que el 95% de las cosas que hacemos y las decisiones que tomamos lo hacemos en automático? ¿Sabías que solo un 5% de lo que decidimos lo hacemos pensando, razonando y reflexionando al respecto? UNA LOCURA!!

Si mi piloto automático está muerto de miedo, lleno de condicionamientos, estereotipos, y no se atreve a hacer cosas nuevas por miedo al resultado, JAMÁS se moverá a hacer cosas nuevas, divertidas y llenas de aventura. Porque NO PUEDE!! La función de mi subconsciente es protegerme, es darme libertad para hacer las cosas que puedo pensar, pero si detecta peligro o algo que es nuevo, siempre va a mandar la alerta a todo el cuerpo. ¿Te das cuenta de lo perfectamente diseñados que estamos?

En fin, decidí reprogramar mis creencias, desechar lo que no me ayuda y quedarme con lo que si para poder vivir la vida que vine a vivir. En mi interior, en cada una de mis células siento el deseo de cambiar mi mundo (el cual después impactará el tuyo, porque todos somos uno… después te explico esto), porque sé que soy más que una empleada, una quincena, un reloj y un si le caigo bien al que decide… Yo defino mi vida, mi rumbo y comparto lo mejor de mí con todo lo que me rodea.

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar. Paulo Coehlo

3 Comentarios

  1. Estoy comenzando a ser tu fan!! <3

    1. jajajaja yeeyy!!

  2. Hola hermosa, te leo e identifico ampliamente que eres semióloga.
    Expresas muy lindo tus ideas.
    Saludos

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