La gran tragedia de la vida no está en cuánto sufrimos, sino en cuánto perdemos. Los seres humanos nacen durmiendo, viven durmiendo y mueren durmiendo. Anthony de Mello
Desde que llegamos a esta realidad de espacio – tiempo nuestra mente está dormida, y podemos pasar toda la vida dormidos. Sin entender, realmente en que consiste la vida.
Y esto es perfectamente comprensible, dado que al nacer nuestra mente se encuentra en estado alfa. Este estado es de vigilia, pero sin concentración. Todos estamos receptivos a aprender y a sugestionarnos. Estamos abiertos a programaciones mentales, a influencias y cambios.
Cada experiencia que vivimos crea un significado y este significado puede ser relevante o irrelevante dependiendo del impacto que produce en nosotros.
Mientras estamos en estado alfa no cuestionamos nada y todo lo damos por sentado. Nos decimos a nosotros mismos: Así es, porque así lo dijo mi mamá o mi papá o la abuelita. O la maestra en la escuela; o eso es lo que la sociedad indica que debemos hacer o la iglesia.
Haz el ejercicio, ¿cuántas veces cuestionaste antes de los 7años alguna información que hayas recibido?
Cuando yo era pequeña me gustaba comer papel, mi mamá siempre me decía que no lo hiciera, que me iba a doler la panza. Cómo no le hacía caso, empezó a decirme que me iba a crecer un árbol de papel en la panza. Yo le creí, pero eso no me dio miedo, yo quería tener un árbol de papel en mi estómago, así que seguí haciéndolo hasta que me di cuenta de que no sentía ningún árbol creciendo en mi panza. Pero si me hubiera dado miedo o realmente me hubiese enfermado, el impacto habría sido terrible para mí. Porque realmente disfrutaba comer papel.
Como fue el caso de mi primo, él se chupada los dedos de las manos y le dijeron que si seguía haciéndolo le iban a salir gusanos. Eso no le impidió seguir haciéndolo hasta que un día mientras dormía le pusieron gusanos en los dedos y cuando despertó los vio. Nunca más volvió a meterse los dedos a la boca y creo, que aún hoy le dan asco los gusanos.
Después de los 7 años, nuestra mente pasa a estado Beta. En este estado podemos cuestionarlo todo, podemos poner atención, decidir que nos gusta y que no. Sin embargo, los programas principales ya fueron anclados en nuestro subconsciente. Ya tenemos una idea de quiénes somos, de que somos capaces, de qué está permitido y qué no.
Algunos, seguimos las reglas impuestas en casa y otros hacen todo lo contrario, buscando su propia identidad. En ambos casos, estamos condicionados. En ambos casos estamos reaccionando a lo que nos han dicho, a lo que esperan de nosotros y a lo que pensamos que es aceptable. Creemos que somos esa persona y nos justificamos diciendo: “así soy, y esto es lo que tengo que hacer”.
Pasamos de una verdad a otra, justificando nuestro sufrimiento, culpando a todos por lo que nos pasa.
El despertar de conciencia, es asumir la responsabilidad de nuestra propia felicidad. Es utilizar nuestra mente en estado Beta para discernir, observarnos y tomar decisiones que nos hagan sentir plenos y en paz. Sin competir, sin compararnos con los demás. Comprendiendo que cada una de las experiencias que vivimos no son buenas ni malas, simplemente son y significan lo que queramos que signifiquen. Y lo más relevante, es qué hacemos con esa experiencia, ¿crecemos y contribuimos con los demás? o ¿sólo nos hacemos víctimas y nos llenamos de odio y rencor?
Despertar nuestra conciencia es ser espiritual, no religioso, espiritual. Pero antes de entrar en que es la espiritualidad como tal. Debemos comprender el origen etimológico de la palabra espiritualidad.
Es una palabra que viene del latín y está compuesta por tres elementos:
- El sustantivo “spiritus”, que se traduce como “alma”.
- La partícula “-alis”, que se usa para expresar “relativo a”.
- El sufijo “-dad”, que es equivalente a “cualidad”.
Si unimos los elementos podemos deducir que espiritualidad es la cualidad del ser humano relativa al alma. La espiritualidad, por ende, explica la conexión entre la materia (humanos/planeta/etc.) y la energía que crea universos (Dios/ Fuente/ Alá/ etc.)
Cuando entendemos que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, comenzamos una búsqueda. Una búsqueda de re – conocimiento que nos lleva a comprender el mundo y a nosotros mismos. Cuando llegamos a esa comprensión es cuando se produce el despertar.
Este proceso es individual y normalmente ocurre después de haber vivido una experiencia profundamente dolorosa. Es por ello, que podemos pasar toda la vida dormidos. Actuando sin pensar, sin reflexionar, juzgando, emitiendo juicios, compitiendo. Sintiendo desamparo y angustia existencial.
No es necesario vivir una experiencia profundamente dolorosa para despertar, pero normalmente es el detonador que inicia esa búsqueda. Sin embargo, el principal requisito es sentirte harto/a de la vida que estás llevando. Cuando ya la situación es insostenible para ti, normalmente inicias el camino del despertar.
Leer libros de los grandes iniciados, estudiar filosofías y religiones de oriente, no necesariamente te llevan al despertar, si te entregan mucha información. Pero no necesariamente te ayudan con el despertar de tu conciencia.
Para ello, debes primero comprender tu propia psicología, reconciliarte con tu historia y después aplicar los principios de las grandes filosofías orientales. Vivir de acuerdo a sus principios es lo que nos hace crecer y ser la mejor versión de nosotros mismos.
En mi práctica de coaching, aplico principios espirituales para ayudar a las personas a comprender el camino que están transitando, les ayudo a reflexionar para que se conozcan y se liberen del pasado, para que puedan construir un presente armonioso y un futuro prometedor.
Cuando comprendes tu esencia, ya no es necesario esforzarte para lograr los resultados que buscas, ya no será necesario que te compares ni te que te juzgues. Cuando comprendes te liberas y liberas a todos y entonces se da tu transformación.
Sin renunciar a tus deseos, ni tener que hacer sacrificios. Sólo es cuestión de poner en orden tu mente, cuerpo y alma y todo lo demás se da como consecuencia natural. Pero ojo, eso no quiere decir que no habrá desafíos. Incluso maestros como Paramahansa Yogananda, Gandhi, Buda, Jesús de Nazaret, tuvieron miedo y vivieron experiencias dolorosas que los llevaron a la reflexión profunda, donde recuperaron sus energías para volver a comenzar y así dejar el mensaje que tenían destinado a legarnos.
Pero no te preocupes, no tienes que pasar por pruebas como las de los maestros. Cada vida es única y cada quién vivirá las situaciones acordes a su nivel de conciencia para poder despertar. Cómo dice la biblia: Dios no te dará más de lo que puedas soportar (corintios 10 13).
En esta vida no hay accidentes ni injusticias, todo tiene una razón profunda de ser… y eso es el despertar de tu conciencia… ¿Estás listo/a para despertar?
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¡Hasta la próxima!
Jany